Familia y Escuela son un marco referencial imprescindible para la incorporación de un nuevo ser humano a la sociedad; pero, este marco se encuentra a través de los cambios impuestos por transformaciones diversas que han de asumir ambas instituciones para responder a su tarea educativa y socializadora.
Cabe mencionar que la Familia: Es un conjunto de personas unidas por lazos de parentesco. (Basedas; 1998)
Ahora bien, considerando que los sistemas familiares varían ampliamente en las distintas culturas, lo que experimenta el niño no es, en absoluto, el mismo en todas ellas. La madre es normalmente el individuo más importante tras el nacimiento del niño, pero, la naturaleza de las relaciones establecidas entre madres e hijos está influida por la forma y la regularidad de dicho contacto. Esto depende, por lo tanto, del carácter de las instituciones familiares y su relación con otros grupos sociales.
La familia como primer ámbito educativo necesita reflexionar sobre sus pautas educativas y tomar conciencia de su papel en la educación de sus hijos. La complejidad de la realidad actual se le escapa y esto repercute en la vida del niño, conllevando problemas escolares y familiares que surgen en la realidad diaria: desinterés, falta de motivación, dependencia, bajo rendimiento, fracaso escolar, violencia, etc., que no se pueden atribuir a la sociedad, a la familia, a la escuela o a los alumnos, en abstracto, de manera independiente como sectores cerrados, sino que la interacción de todos ellos es la que propicia esta situación.
La escuela se sitúa en el segundo espacio, de vital importancia, en la vida de los niños y niñas. Entre sus objetivos se encuentra: fomentar la participación, cooperación y colaboración entre los alumnos (Basedas; 1998).En consecuencia, la puesta en práctica de los valores comunitarios y democráticos que se proponen en la familia y la escuela, formarían parte de las experiencias y vivencias de los alumnos, desde los dos ámbitos en los que interactúa cada día, configurando su identidad y el concepto que de sí mismo van adquiriendo.
El niño comienza su trayectoria educativa en la familia que la escuela complementa. Por tanto, familia y escuela son dos contextos próximos en la experiencia diaria de los niños, que exige un esfuerzo común para crear espacios de comunicación y participación de forma que le den coherencia a esta experiencia cotidiana. La razón de este esfuerzo se justifica en sus finalidades educativas dirigidas al crecimiento biológico, psicológico, social, ético y moral del niño, en una palabra, al desarrollo integral de su personalidad (Meece; 1991).
La escuela y la familia son dos instituciones que se influyen mutuamente y son determinantes en los procesos formativos de los sujetos. (Rodríguez; 1994)
De la coordinación y armonía entre familia y escuela va a depender el desarrollo de personalidades sanas y equilibradas, cuya conducta influirá en posteriores interacciones sociales y convivencia en grupo, que crearán un nuevo estilo de vida.
Independientemente de la asistencia a un entorno educativo distinto del familiar, es evidente que la familia continúa existiendo o, en otras palabras, el desarrollo infantil no se realiza sólo en el contexto escolar sino que es compartido con el familiar.
Ahora bien, la posibilidad de complementariedad entre el entorno familiar y el educativo está en parte determinada por el hecho de que el servicio de atención a la infancia responda a las necesidades de las familias. Es difícil que exista complementariedad y continuidad entre los distintos entornos si las familias consideran que el tipo de servicio no responde a sus necesidades y, en consecuencia, desarrollan actitudes negativas hacia él. Esta cuestión es muy importante, ya que muchas veces no se acaba de entender que la educación infantil responde también a las necesidades de las familias y no sólo a las de sus hijas e hijos. En otras palabras, dada la enorme importancia del contexto familiar en el desarrollo infantil, no existen en abstracto necesidades educativas de los niños y las niñas al margen de las educativas y asistenciales de sus familias.
Por eso creo que la Familia y Escuela tienen funciones sociales diferentes, pero complementarias. Ante la complejidad del mundo de hoy han de unir sus esfuerzos para lograr superar las dificultades que se les presentan porque en última instancia su razón de ser está en función del desarrollo integro del niño en su tarea educadora.
Estoy de acuerdo contigo considerando que la calaboración familia-escuela esta dirigida a orientar a las familias y es una manera de promover el desarrollo infantil, de apoyar y hacer crecer la competencia educativa de las familias, desde el acuerdo y la confianza mutua.
ResponderEliminar